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¿Para qué comunican los políticos? – Confidencial Digital

Si por la víspera se saca el día, en términos de comunicación electoral estamos mal.

El fin de semana pasado me propuse observar con detenimiento la propaganda electoral, observé los anuncios en buses, las publicaciones impresas, escuché la radio y visité los sitios web y las redes sociales que utilizan los partidos políticos en campaña. Después de ver cómo nos quieren “conquistar” decidí seguir, en la medida de lo posible, con mi vida, dejando la campaña electoral a un lado.

Pero hoy, mientras manejaba en Managua la campaña volvió a mi mente y me pregunté por qué los políticos no hacen un esfuerzo para comunicarse de manera efectiva con nosotros, el electorado. ¿Será que no merecemos algo mejor?

Pensé en los publicistas, si ellos por ejemplo, para venderte un producto X invierten tiempo, dinero y dedicación y al final te convencen para comprar ese producto, por qué los políticos no hacen lo mismo, cuando decidir por quién votar es más importante que decidir qué marca de producto comprar, o ¿estoy equivocada?.

Platicando con colegas, amigos y conocidos, coincidimos en que todos merecemos que nos respeten y que realmente nos “enamoren” con sus mensajes. Y para enamoranos necesitamos más que powerpoints animadas, fotos pixeleadas, videos caseros y candidatos sobreactuando.

Y no hablemos de los mensajes, que tampoco nos enamoran. Lo que dicen en un spot no tiene coherencia con sus discursos en mitines, con los afiches con los que empapelan la ciudad, las calcomanías de los buses, con los rótulos que te quitan visibilidad en la calle, la música ensordecedora en una tarde de domingo que suena en una barata con parlantes rotos, ni con el programa de gobierno –para los que lo han presentado- que aparece en las noticias. ¡Cero coherencia!

¿Y la credibilidad de las promesas?

No se trata solamente de contar con programa de comunicación, o de comunicar lo que dicen los políticos, sino también de tener programas creíbles y realizables en la coyuntura actual. Comunicar para tener un mejor país, mejores propuestas, mejores candidatos, mejores ciudadanos, ¿O no? Desde mi punto de vista todas son mentiras y para colmo, envueltas en malas producciones.

Comunicacionalmente, el único partido que se ha tomado en serio el trabajo de producción y que ha sido consistente en sus mensajes ha sido el FSLN. Claro, ellos cuentan con muchos recursos y han estado en campaña desde el 10 de enero del 2007, es decir desde que asumieron el gobierno. Todo lo que se dice y se hace está alineado, primera regla en comunicación básica. No hay discurso, calcomanía, camiseta, rótulo de carretera, que no tenga un hilo conductor.

Creo que esto ha servido de presión para que el resto de partidos en la contienda electoral se esfuercen un poco más. Siendo justos, las producciones han mejorado. Pasamos de un actor poco creible que conversa con un candidato que lee un libreto, seguramente preparado por “un político que sabe de comunicación”, hasta un comercial bien hecho -tecnicamente hablando-, pero con un guión que no deja de evocar al pasado.

Arnoldo Alemán y Fabio Gadea tampoco se quedan atrás. Sus producciones no son baratas. No creamos que porque no se pauten con la frecuencia con la que se pauta Ortega, ni invadan las rotondas con sus fotografías, las radios con mensajes, o las redes sociales con sus producciones, no están inviertiendo. Si lo están haciendo. Correcto o no lo sabremos en unos meses.

Como especialista en comunicación creo que a todos los candidatos les hace falta un mensaje consistente, creíble y comprobable. Quisiera que Arnoldo Alemán me diga ¿cómo va a crear el millón de empleos que ofrece?, ¿cómo Ortega va a realizar sus promesas sin el apoyo de Chávez?, ¿cómo escribiremos la nueva historia que propone Fabio Gadea, si aún sigue usando imágenes del pasado?

En comunicación, siempre es fundamental preguntarse ¿Para qué?. La respuesta a esa pregunta es bien sencilla: para convencerme y para conquistar mi voto. Pero, con lo visto hasta ahora, la única manera con la que puedo responder es triste. Pareciera que comunican para tener adeptos con una limitada capacidad de procesar un mensaje.

De chiquita mi mamá me decía, “No solo hay que ser buena cosa, hay que aparentarlo”, lo mismo aplica en este caso. A mis 30 y pico de años he escuchado en varias campañas la creación de 500 mil empleos, la famosa carretera pavimentada de Managua a la RAAN, la disminución del analfabetismo, la construcción de más centros de salud y escuelas. Pero al parecer, todo esto se ha quedado en palabras, palabras que se lleva el viento y vuelven cada seis años cuando los candidatos necesitan del voto útil.

Como dice uno de los spots “ya está bueno de palabras”, pero si solo me van a dar palabras, ¡por favor dénme buenas palabras!

Artículo de opinión publicado en Confidencial Digital el 03 de agosto de 2011.